El 24 de enero de 1809 el vecindario de Vigo nombró gobernador militar de la plaza al capitán de navío retirado D. Juan de Villavicencio, quien según un cronista de la época era un jefe pundonoroso de carácter entero, probado patriotismo y gran prudencia.

Este militar decidió entregar la Ciudad de Vigo, dadas las circunstancias del momento según el Consejo de Guerra a que fue sometido el 13 de agosto de 1812 absolviéndolo de toda culpa estimando el tribunal que había obrado como militar prudente, evitando inútiles jornadas de luto a la población, toda vez que no era previsible la llegada de refuerzos inmediatos capaces de contrarrestar la potencia bélica enemiga.

Pues bien, a este militar, debido a estos hechos, una corporación municipal decidió darle el nombre a una plaza donde había unas fortificaciones muy importantes que era la "Batería de A Laxe".

Hasta no hace mucho seguía existiendo esta Plaza de Villavicencio, pero mi sorpresa fue el Día de la Constitución que decidí pasear por mi ciudad natal y de mis antepasados y la parroquia donde estoy bautizado, igualmente mis hijos, La Colegiata, ahora concatedral de Santa María, y comprobar con estupor que habían cambiado el nombre de la plaza por el de Plaza de la Piedra, en recuerdo a un mercado que allí se celebraba en tiempos del Franquismo, donde se podía conseguir de contrabando todo lo que quisieras en los años del embargo a España y que con el tiempo se fue convirtiendo en un mercado normal, como existen en muchas ciudades.

El nombre de La Piedra viene de la traducción al castellano "A Laxe", que era el nombre propio de ese lugar, por lo que me parece un atrevimiento y falta de cultura cambiar el nombre de una plaza dedicada a un personaje tan importante como fue para Vigo D. Juan de Villavicencio y que así lo consideró en su tiempo una corporación municipal y lo mismo castellanizar el nombre propio durante siglos de ese lugar.