Reconozco lo mucho que me cuesta entender la grave situación generada en el puerto de Vigo con el control sanitario sobre las mercancías perecederas que tienen nuestra ciudad como destino. La Autoridad Portuaria ha denunciado la situación ante el Ministerio de Sanidad, quien a su vez ha sido tajante en su respuesta. "La actitud y proceder del personal de Aduanas es correcto y conforme a norma".

Si esto es así, si el personal de PIF actúa correctamente y no existe mala praxis, ¿Cómo es posible que en Portugal no tengan que pasar los mismos controles?

Una de dos, o en Vigo se está coaccionando a las navieras, cosa que dudo mucho, o en Portugal se aplica el todo vale con tal de seguir saqueando el sistema productivo del sur de Galicia.

Entiendo que si nos debemos a normas comunes dentro de la Unión Europea, estas deben ser aplicadas de forma idéntica en todos y cada uno de los países miembros. Pero claro, aún tenemos fresca la aplicación e "interpretación" del famoso tax lease sin que nadie haya respondido aún por los graves e irrecuperables daños y perjuicios causados a toda la industria naval de la comarca de Vigo.

Leo a diario las declaraciones del presidente de la Autoridad Portuaria contra los profesionales de sanidad, pero sigo echando de menos una denuncia ante Bruselas o incluso ante los tribunales de justicia por lo que está sucediendo, ya que, o bien se hace mal en Vigo, o mal se hace en Oporto y de haber un infractor, debe ser neutralizado.

No hace muchos años, en el puerto de Barcelona se detectó una partida de carne de avestruz infectada de peste, 6 contenedores creo, de una naviera de las que han cambiado Vigo por Leixoes. Insisto, ¿Quién responderá si algo así pasa el control y llega a los supermercados?

La Xunta ya ha manifestado en este mismo diario por voz de su presidente que la marcha masiva de empresas a Portugal es un hecho imparable y que lo único que podemos hacer es aceptarlo y colaborar. Estoy seguro de que no soy el único gallego indignado ante una actitud tan pasiva como lamentable, pero por desgracia es un aviso claro de lo que podemos esperar de esta institución dedicada más a generar diferencias y desequilibrios entre los gallegos que a evitar el desplome tanto económico como poblacional de un país que se muere poco a poco. Qué triste.