El lunes 12 de diciembre falleció en Roma el obispo y prelado del Opus Dei, don Javier Echevarría. Un padre para los miembros de la Obra que trabajaba duramente y se esforzaba día a día por cada uno de nosotros, para ser guía y faro en las enseñanzas de la doctrina de la Iglesia Católica. De este modo nos ayudaba a encontrar respuestas ante las incógnitas de la vida, impulsándonos a responder con la gracia de Dios a los requerimientos y alegrías de cada día.

Don Javier también nos enseñó, al igual que sus predecesores -San Josemaría Escrivá y el Beato Álvaro del Portillo-, a construir cotidianamente y a reparar con nuestra entrega el edificio espiritual de la Iglesia; estando muy unidos siempre al Papa y a los obispos del mundo entero contribuyendo entre todos al bien de la humanidad a través de la Comunión de los Santos.

El Opus Dei está para servir a la Iglesia, ya que Ella nos proporciona "el camino, la verdad y la vida".

Estos días todos damos gracias por haber tenido un "siervo bueno y fiel" que con su vida ha dado testimonio de la de Jesucristo. Ha sido también un ejemplo para todos por su contribución a la santidad de la Iglesia, siendo para Ella un hijo sabio, activo y humilde.