Desde hace algún tiempo nuestros mandatarios nos tienen abandonados. El alcalde dio permiso para montar una caravana para la venta de churros. No estoy en contra de esta actividad ni de perjudicar a los propietarios, pero sí estoy en contra de que la dejen que se ponga delante de un crucero tan emblemático, antiguo y con una gran tradición como es el que está delante de nuestra capilla de San Campio. ¿Cuál es el mayor problema? Es que los vapores que despide de los aceites de los churros están poniendo negro el crucero. No sé si sabrán todos estos señores que dichos vapores llegan a incrustarse hasta 3 centímetros en la piedra, seguro tomarán medidas cuando ya no tenga remedio.

Todos sabemos que no es un defensor de la religión el alcalde, pero los vecinos de A Ramallosa no queremos que se permita deteriorar el crucero.