Si las nuevas generaciones nos perdimos aquel episodio de donde salió la mítica frase anterior, hoy se nos presenta una nueva oportunidad con un nuevo 'Tejero' del siglo XXI, que no tiene armas de fuego pero que permanece atrincherado en Ferraz, como el teniente coronel lo hizo en el Palacio de Congresos, el 23 de febrero de 1981.

Hace ya 34 años desde que Antonio Tejero irrumpiera en el Congreso de los Diputados cuando se celebraba la sesión de investidura como presidente del Gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo, y hoy parece que aquellas generaciones que nos perdimos aquel intento de golpe de estado estamos ante algo parecido (salvaguardando las distancias). Hoy ya no se habla de golpe de ámbito nacional, pero lo que está ocurriendo en el Partido Socialista Obrero Español se le parece y mucho.

Si por entonces unos cuantos guardias civiles apoyados por un teniente coronel secuestraban a un puñado de diputados a golpe de disparos al aire, hoy en día la forma de hacerlo ha cambiado. Ya no se necesitan armas de fuego ni secuestros literales, ahora basta con un guardia de seguridad en la puerta de la sede, que prohíba la entrada a aquellos que no están dispuestos a apoyar ese golpe político paralelo a la realidad. Tampoco se necesita que el dirigente del "golpe" se atrinchere días y días sin ver la luz del sol. Los "Tejeros" del siglo XXI pueden ir a dormir y ducharse a su casa y volver al día siguiente.

Las nuevas generaciones estamos viendo un 23-F tuneado por el avance de los tiempos y la tecnología. Hoy en día, podemos incluso acercarnos al lugar de los hechos. Ya no corremos peligro, al contrario, puedes hasta salir en la televisión y saludar a la familia desde allí.

Ya no se toman las calles con tanques y coches del ejército, ahora se mandan militantes desde la otra punta de España para apoyar la figura del "Tejero" del siglo XXI. Y mientras el atrincherado permanece en la sede (esta vez, la de Ferraz), los que apoyan el golpe desde fuera se dedican a hacer entrevistas a los periodistas que retransmiten e informan con la misma pasión de aquellos que presenciaron el golpe del auténtico Tejero, pero con muchísima más seguridad que los de entonces.

Ahora también tenemos derecho a opinar y ver las cosas desde casa y tranquilamente, porque el país no se para. Trabajar seguimos trabajando todos, aunque entre café y café o en nuestros pequeños descansos, el tema de conversación es Pedro Sánchez y su afán por seguir atrincherado.

Eso sí, hemos notado los de las nuevas generaciones, que seguimos saliendo en toda la prensa internacional pero esta vez con "guasa", nada de preocupación.

Claro, visto como está el mundo, esta nueva versión de "Tejero" pierde un poco de fuerza y tiene pinta de convertirse en el nuevo sketch de José Mota o el tema de una nueva canción versionada por Los Morancos.

Como por entonces pasó con Antonio Tejero, creo que el final de Pedro Sánchez es como el de las telenovelas pero sin final feliz. Es decir, que se sabe desde el principio. La diferencia entre uno y otro, es que el Tejero del siglo XX supo rendirse a tiempo y éste parece que no.