Tres hombres negros han fallecido en los últimos días víctimas de los disparos de la Policía en el estado de Carolina del Norte. La ciudad de Charlotte ha sido testigo de cruentos enfrentamientos hasta el punto que la alcaldesa ha decretado el toque de queda.

La violencia por motivos raciales se ha convertido en uno de los asuntos pendientes de la Administración Obama. Parece mentira, pero a estas alturas, ser hombre y negro es un agravante ante el que algunos agentes de policía desatan sus peores tentaciones. Las muertes acaecidas durante los últimos días, así como las que las han precedido, aparecen siempre acompañadas de dudas y pruebas periciales que apuntan a la culpabilidad de las fuerzas de seguridad.