Sánchez es una criatura tan portentosa que resulta imposible enumerar todas sus cualidades, pues cuando más considera uno estas más aparecen otras nuevas, por lo que la descripción de todas ellas sería interminable. Políticamente se mueve a la velocidad de un buque varado y por consiguiente mueve a risa, lo que cualquier persona sensata entiende por perplejidad jocosa diciendo esto y aquello, pero, eso sí, siempre confundiendo las grietas con las juntas de dilatación rodeado de unos teorizantes aplaudidores que, como él, confunden los deseos con la realidad, no exentos de una elocuente y vivida vehemencia.

Si Rajoy aceptase mi opinión -que tampoco vale mucho- convocaría elecciones para Navidad, fecha excepcional para festejarla doblemente,. tanto para los creyentes por celebrarse la noche de bendición o nacimiento y también para los ateos o no creyentes por ser el nacimiento del sol invicto.

Y no ocuparse más de Sánchez mientras dirija al PSOE para nada, pues están -casi todos- en otra parte? ¡y tan lejos!

Sigue tirando de oca en oca, pero descendiendo cada votación más y más. Solo es cuestión de tiempo, como a Leiceaga en Galicia, que cada día que sale en prensa es para anunciar la inversión de 100 millones de euros lo cual me alegra de que piensen como si todos fuéramos unos tarados mentales que ya se lo demostraremos en las elecciones de Navidad o carnavales. Ya puestos, qué más da.