Carril siempre ha luchado contra las diversas corrientes del mar y de la vida y siempre las pudo superar a través de su trabajo, sin recibir nada a cambio. Se perdió la casa del concello y hoy brilla más que nunca. Tuvieron que abandonar la isla de Cortegada a cambio de un trozo de pan, pero siempre la defendieron como si de un familiar se tratase y hoy luce más que nunca.

Desde aquel día de julio del año pasado, en el que se celebraba la fiesta del Carmen, todo ha cambiado en este rincón de la ría de Arousa. La humareda que se elevaba sobre la isla pidiendo ayuda sirvió para que los carrilexos se movilizasen atravesando el estrecho y luchar contra las llamas, improvisando y poniendo en peligro sus propias vidas. Como estamos en el año de Cervantes, nos damos cuenta que don Quijote y Sancho Panza tenían mejores armas para luchar contra los molinos que los carrilexos contra las llamas. Su improvisación dio resultado, poniendo en ridículo a los representantes de Protección Civil y Parques Nacionales.

Después de lo sucedido se pidieron medidas de seguridad para proteger la isla y evitar improvisaciones, pues los carrilexos siempre serán los primeros en llegar y auxiliar su isla. Estamos ya en el verano y la falta de sentimientos y conocimientos de los responsables hace que los carrilexos se sientan un poco defraudados.

El paisaje no entiende de políticas pero por desgracia vemos muchos paisajes políticos. Cortegada pertenece al paisaje de la costa y también al burocrático desde que pasó a formar parte del Parque Nacional de las Islas del Atlántico.

Aplaudimos la idea simpática de nuestro alcalde al otorgar al pueblo de Carril una placa por lo sucedido en aquel día de julio, pero los carrilexos no necesitan un trofeo, pues su labor está más que reconocida, pues son los héroes de toda la vida. Lo que necesitan son soluciones a sus peticiones.

Ellos demostraron su solidaridad y participación ciudadana, ahora quieren ver la participación política hacia su Cortegada, la isla de todos los días.