En principio es el ganador de las elecciones; así lo ha querido el electorado. Y aunque gobernase en minoría le asiste la razón. Que adolece de efectos muy graves: es verdad. Pero cayeron en lo trivial: es mejor mal conocido que bueno por conocer, o dicho de otro modo, es mejor una política de derechas que una izquierda fantasmagórica y carente de realidad. Una política de izquierdas no solo implicaría un caos social, sino que nos llevaría a una situación desastrosa. Lo estamos viendo en otros países donde no solo no resuelve los problemas: los radicalizan y los acrecientan.

El pueblo pide bienestar o, al menos, quiere resultados tangibles que hoy por hoy, les brinda el capitalismo neoliberal. Es así y no hay vuelta de rosca; o aceptamos el orden imperante o nos vamos al traste. Esto implica más inversión; incentivar el consumo, dar un mayor poder adquisitivo, generar empleo y diseñar leyes más altruistas y solidarias. Hay que trabajar en lo que sea, y como sea, pero trabajar. Hay que defender las Pymes y crear nuevos negocios basados en un estudio preliminar para adaptarlos a un marketing actual, no se trata de ganar por ganar, sino invertir a medio y largo plazo que nos llevará a resultados palpables y reconocidos. Es mi modesta opinión.