Para alguien ingresado en un hospital no hay vacaciones, nadie tiene culpa de haber tenido un mal tropiezo, una caída de esas que llaman tontas y ahora estar tirado en una cama del hospital esperando para operarse de la rodilla, por una rotura de un trocito de hueso. ¡Una operación muy sencilla!

Pero a veces las cosas sencillas se complican. Es junio, vacaciones para muchos pero no para los pacientes, por una caída tonta. El hospital es un caos, faltan enfermeras, faltan médicos, faltan celadores, la supervisora no existe, no se cubren bajas, por la noche con una enfermera por planta pasas miedo... Encima nos ponen en ayunas, pero al día siguiente no nos pueden operar, no hay sitio?, no pasa nada, el paciente es paciente?; otro día más, ayunamos otra vez, venga va. Total, nadie se va enterar si no te operan, no pasa nada... Pues no, no hay sitio, hagan juego otra vez? Vengo a poner un antibiótico... ¿qué antibiótico? El de después de la operación? ¡Pero si no me han operado! Buff? menos mal que pregunto.

Siete días esperando? ¡Pero si estás como en un hotel! Total la comida es fantástica, asquerosamente fantástica, había que llevarla a MasterChef... No te quejes, las manzanas y las peras están muy ricas, las preparamos muy bien. ¡Y son gratis! El resto es un bodrio, pero bueno el ayuno es la mejor medicina, ya lo decía Hipócrates. Vergonzoso, esto lo pagamos todos. Con lo que están gastando en comidas, camas, medicaciones? habría dinero para pagar a otro médico, enfermero? Para solucionar este caos lo que hace falta es organización.

Esto no pasa en ningún país de Europa, digo yo, del mundo, ¡sanidad gratuita! Pero, ¿qué sanidad? ¡Vergüenza de políticos, vergüenza de país! ¡Ahorrad malditos, que el dinero es lo importante! Y mientras tanto, ¡paciente, paciencia! Y ¿por qué hago este escrito? Porque parece ser que es lo único que les molesta, y quiero que les moleste porque ante todo no somos pacientes, somos personas.