Algunas personas hablan de "coherencia" como si fuera un producto resultante de una forma de ser o de una compra hecha en las rebajas. No, la "coherencia" es un resultado de la lucha diaria y constante entre lo que se dice y lo que se hace, entre las creencias y su concreción en lo cotidiano. Así hemos sido testigos de la lucha del gran amigo que nos ha dejado este 20 de junio, rodeado de su familia y arropado con los auxilios espirituales de su Amor eterno: Enrique Varela Paz, "Quique Varela".

Desde que lo conocimos hemos compartido con él muchos momentos intensos y siempre le hemos visto ilusionado con su trabajo y sus variados proyectos. Y le hemos visto centrado en las personas ,y no solo en los resultados, siempre buscando mejores soluciones para sus colaboradores: lucha por el descanso dominical del personal contratado en el comercio, cómo facilitar el crédito popular mejorando la seguridad, cómo hacer del Pazo de "La Buzaca" un lugar digno y cercano para el visitante. Cómo mejorar, en definitiva, el acogimiento personal y el respeto a cada persona?

Siempre constante en la afabilidad, en el espíritu conciliador, en la comprensión personal, huyendo de la confrontación airada, facilitando la vida con sus buenos modales y con un sentido del humor centrado en una fina ironía en el que nunca te sentías alejado o incomprendido, sabiendo sacar de las circunstancias más adversas la sonrisa, el acuerdo, el sentido positivo, la ayuda analítica.

Quedan en la memoria de sus amigos de la adolescencia (Fito, Adolfo, Otero Novas) aquellos encuentros festivos y sus escarceos con el teatro, con la música, destacando sus propuestas optimistas y sus retos para objetivos gratos y edificantes. Hace de estos últimos años de enfermedades limitantes, asuntos de entrega generosa y útiles, llevándolos a la entrega a su vocación de supernumerario del Opus Dei, a la ayuda apostólica y a la caridad amable.

Pendiente de los demás enfermos del grupo más cercano y de los que tenía noticia hasta hace unas semanas, intentando organizar unas charlas de reflexiones de la Doctrina Cristiana con sus amigos más íntimos, pero con un respeto profundo y alegre de la decisión de cada uno. Uno de ellos nos dice que, si parece que el Cielo existe, allí estará Quique o no estará ninguno.

Testigos de estas penúltimas aspiraciones son los catecúmenos de la confirmación de su parroquia de Louredo (Mos), en los que, junto a uno de sus hijos, ha sido el joven catequista ilusionado con la recristianización de Europa. Todo esto con ese buen humor lleno de orgullo de su lucha personal y de la ayuda que todos los que hemos estado a su alrededor hemos intentado hacer desbordados con su alegría agradecida.

Muchos frutos, muchos, pero muy valiosos por ser personales y por ser de amor. Gracias, Quique. ¡Qué bien has sabido hacer tuyas las palabras de San Josemaría!: "Cuando te hable del 'buen ejemplo', quiero indicarte también que has de comprender y disculpar que has de llenar el mundo de paz y amor. (Forja, 560). Esperamos tus gestiones ante el Juez Supremo para que nos recomiendes como tus amigos.

¡Gracias por las gestiones y gracias por tu ejemplo!