Ante los actos vandálicos acaecidos en los últimos días protagonizados por individuos totalitarios llenos de odio y exentos del menos atisbo de sentido común, civismo y tolerancia, como son la blasfemia contra la Virgen María y el asalto a la capilla de la Universidad Autónoma de Madrid con las pintadas "educación laica" y "aborto libre", los católicos exigimos que la justicia actúe para que se respete el derecho de libertad religiosa que ampara la Constitución española.

Estos dictadores atacan a la Virgen y a los nasciturus -y por ende, a la mujer-, al parecer con la convicción fanática de que son lo intolerable, lo infame, lo que debe ser aniquilado y destruido como si fuesen la causa de sus frustraciones. Estos cobardes que invocan la laicidad son los que mezclan lo religioso y lo público.

Ante estas muestras de totalitarismo salvaje y cobarde, los católicos atisbamos cierto escepticismo de si es verdad que vivimos en una democracia, en la cual lo se nos impone que tenemos que tolerar esta grave ofensa a nuestra Madre.

Si compartiéramos su misma ideología perversa, favorable al aborto y su inexistente caridad, desearíamos que sus madres los hubiesen abortado, pero, como hay algo que nos distingue, simplemente rezaremos por ellos para que se produzca en su corazón una conversión o al menos sean personas que cumplan unos mínimos de tolerancia hacia los que no compartimos su ideología totalitaria. Eso sí, exigimos a la Fiscalía que actúe para garantizar el cumplimiento de los derechos que ampara la Constitución. ¡Basta ya!