No le escribimos a ese edificio que uno ve al pasar por Hispanidad y que podría ser como otros muchos de esa calle como otros muchos colegios de nuestro país sino a vosotros, al grupo de profesionales que cada día vais al colegio Vila Laura para cuidar y educar a nuestros más pequeños y que sois la esencia de ese centro desde hace décadas.

Dado que a estas alturas de la película no podemos esperar mucho de nuestros políticos a la hora de crear leyes o medidas razonables en el importantísimo campo de la educación, quizás debamos centrarnos en felicitar y animar a los grandes profesionales de la enseñanza que tenemos en nuestro país y que no siempre son valorados como les corresponde.

En vuestro grupo vemos esa mezcla imprescindible para que las cosas funcionen bien, que consiste en unir la experiencia de los que llevan décadas enseñando, junto con la ilusión y ganas de aprender y trabajar de los que acaban de empezar en ese mundo. La mezcla entre lo que es "enseñar" conceptos y lo que es "educar" en valores. La coordinación entre los profesores de cada aula con los orientadores y profesores de apoyo para ayudar a aquellos que lo necesitan un poco más.

Como en todos los campos, no todos los centros ni todos los profesionales son perfectos, pero quizás sí agradecemos y felicitamos a aquellos que de forma silenciosa y alegre hacen cada día a nuestros hijos "mejores personas", quizás los más rezagados o amargados se contagien de ese buen hacer y mejoren en su disposición. Porque aunque algunos piensen "para eso se les paga", no todo al que se le paga por su trabajo lo lleva a cabo de la misma manera, con el mismo cariño e ilusión, como se realiza en el Vila Laura. Probablemente no exista dinero suficiente en el mundo para pagar el trabajo de algunos de estos profesionales, dada la repercusión que sus enseñanzas tendrán en el futuro de nuestros hijos.

En fin, quizás los padres deberíamos de una vez por todas reflexionar y devolverle al maestro el papel que siempre ha debido tener como parte fundamental en la educación de nuestros hijos, recuperando sobre todo nuestro respeto y el de nuestros hijos a su figura e intentado acercarnos de forma positiva y receptiva a aquello que ellos nos comentan o aconsejan.

Y gracias por último (personalmente para nosotros lo más importante), a ese grupo concreto de profesionales del Vila Laura (y que ya sabéis quienes sois) por todo lo que nos habéis ayudado en la educación con nuestras hijas en estos años. Nunca lo olvidaremos.