La moneda al aire. Una partida a piedra, papel, tijera. Si eres supersticioso tienes más papeletas de perder. La oportunidad, eufemismo de venganza, estaba servida. Y salió el Madrid, el Real, con más alma. Más hambre. Las hormigas obreras vestían de blanco. Hasta con mayor agresividad en los remates a balón parado. Bale tenía ganas y permutaba de banda con Cris, pegó una falta a la olla y Benzema desvió la trayectoria. Oblak sacó el pie izquierdo. Luego Kroos sacó un tiro libre desde el otro costado. El galés despeinó la coleta y Ramos entró con todo ante un arquero indefenso. Clattenburg no vio el agarrón de Savic y sus líneas no levantaron banderillas.

Hasta la media hora el Atlético no alquiló el balón. Para serenarse. Para no desplomar su ilusión. Hasta perdió alguna pelota de riesgo. Como dejar la puerta abierta de tu finca. Los blancos esperaban agazapados, en zona, pero sin atemorizar con zarpazos intimidatorios. Griezmann venía a pedirla al hábitat del enganche. Se atrevió con algún latigazo incluso con su pie débil.

Nunca muere de todo un indio. Torres, matrimonio desavenido con Ramos, había ganado algunos saltos. Ahora forzó la pena máxima. Pecó de ímpetu Pepe. Pero el Principito pegó a romper y el travesaño le devolvió una bofetada. Pero siguieron porfiando.

Las ocasiones eran rojiblancas. Cambió la tendencia al minuto setenta cuando Modric encontró a Benzema con los colchoneros mal posicionados. Su chut fue al medio con Ronaldo suplicando al segundo palo. Luego Bale dribló al portero y su chut lo sacó Savic, que estuvo impecable al resto toda la velada. El fútbol sorprende cuando se juega a un toque. Gabi, el capitán aspersor, abrió a banda diestra y Juanfran, un martillo pilón, la puso al segundo palo. Carrasco la empujó con el interior. Lucas, un peso pluma, no pudo tumbarlo en el tatami.

Zizou mareaba un chicle sin azúcar. Era el 93. Yannick corría como si le persiguiese la policía. Ramos sacó la segadora y casi se va a la ducha en su minuto talismán. La prórroga fue un partido de cojos. Cuando el belga perdió chispa se acabó el circo. Encefalograma plano. Hasta que Marcelo se unió a la fiesta con su maravillosa anarquía. Oblak es un oso en los penales. Un mimo. Cuatro veces se deslizó el cuero a su derecha. Cristiano finiquitó "confiante" al otro lado. Para lucir abdominales en la foto finish. Para dejar las vitrinas del Calderón sin "orejona".