Un gobierno "serio" que nos protege frente a "experimentos" que no conducen más que a "políticas radicales que llevan a la miseria", según Rajoy, no nos ha librado de los peores augurios. La deuda pública alcanza el 100% del PIB, y ello a pesar del ajuste metodológico que permitió incluir en su cálculo el valor estimado de actividades sumergidas como la prostitución o el tráfico de drogas, que aumentan el PIB pero que no generan ingresos públicos a través de impuestos. En este negro panorama, el comisario de Asuntos Económicos nos da un respiro y anuncia que no es el momento adecuado para sancionar a España por el incumplimiento del déficit, de lo cual extraigo varias conclusiones: la primera de ellas es que viviremos una campaña basada en la mentira, ya que el déficit, su ajuste y las sanciones deberían estar contempladas en los programas electorales; las sanciones deberían recaer sobre el gobierno saliente y no el entrante; se impone una multa a un país que manifiesta graves desequilibrios, sin tener en cuenta el momento del ciclo económico; y por último, se sanciona al país, cuando se debería sancionar al gobierno, incapaz de adoptar medidas efectivas en la reducción del déficit; no tenemos más que recordar la reducción del IRPF, previa a las elecciones de noviembre, que ha supuesto una merma de 3.000 millones de euros a las arcas públicas, que podrían descontarse de los 8.100 millones que tendremos que ajustar de aquí a 2017; por no mencionar la "reducción" de cargos públicos en empresas públicas, que ha consistido en modificar los contratos de directivos por contratos ordinarios, suponiendo 0 euros de ahorro al erario público. En cambio, los españoles sí que hemos sido castigados con mayores impuestos, peores servicios públicos, empleos más precarios y salarios más bajos, lo que ha contribuido a una mayor desigualdad y riesgo de pobreza y exclusión social. Rajoy dice que al gobierno no se llega a aprender, sino que hay que llegar aprendido. Pero sus recetas se han manifestado ineficaces para resolver los graves desequilibrios que atenazan a nuestra economía, fundamentalmente deuda y desempleo. Otra política económica no solo es posible, si no necesaria, para crear empleo de calidad y garantizar los pilares del Estado de Bienestar.