No se puede negar que para los que no tenemos la agenda de eventos llena ni asistimos a espectáculos varios, no nos hace falta ir al circo a ver las marionetas en la cuerda porque con todos los números circenses que nos presentan en la pista, a las horas matutinas y vespertinas, entretenidos ¡sí que estamos! ¿o no piensan igual?

Todos los días algo nuevo. En tiempos infantiles en los que nos comía el hambre, de vez en cuando nos pegábamos, para mitigar esa hambre atrasada, un gran atracón ¡de lo que fuese! Y claro, ante ese empacho, venía la cucharada de aceite de ricino.

Ahora seguimos empachados, por lo menos yo. ¿Cómo no? Nos han metido "todo de golpe" en un espacio corto de tiempo y ante tanto descalabro digestivo es difícil poder digerirlo.

Se despierta mi ternura cuando veo al "trío" que lucha ¡fervorosamente por los intereses de los ciudadanos y, asimismo, por llegar a sentarse en la silla más alta para poder vislumbrar el mundo a sus pies. Viéndoles a los tres con sus caritas sonrientes y sus miradas llenas de dulces promesas no puedo dejar de decir: ¡son como niños!

Y aquí estamos esperando a ver qué es lo que va a pasar. Barrunto, que nada bueno. Más de lo mismo y vuelta a empezar con esta estúpida, bochornosa y aburrida historia que nos tiene desquiciados.

No quiero terminar sin decir algo. Como sigan escarbando en los papeles de Panamá nos vamos a encontrar con muchas sorpresas. Algo parecido a cuando se hundió el "Prestige" en mi tierra. Decían que las costas estaban limpias, pero escarbabas en la arena y se quedaban las manos impregnadas de chapapote...

Algo me dice que queda mucho chapapote que desenterrar. Repito, aburridos no estamos. No nos dejan este "grupo numeroso" que pulula por el lugar.

Dantesco.