Después de las cerca de dos horas que estuvieron reunidos Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, y la escenografía utilizada, es difícil saber hasta dónde llega el teatro de unos y de otros, pero las contradicciones están a la vista. Sánchez asegura que Podemos está dispuesto a sentarse a negociar con Ciudadanos para llevar adelante un gobierno de cambio, pero el portavoz de la formación centrista ya ha rechazado rotundamente esa posibilidad. Rivera tiene abundante materia para meditar, porque facilitar un gobierno con la extrema izquierda podría significar el final de la aventura para quien siempre se presentó como abanderado de la Constitución. De cumplirse la petición que Podemos, y especialmente Sánchez, hacen a Rivera, la vida política del partido de éste puede ser efímera.