En los últimos tiempos y a través de los medios de comunicación se viene incidiendo en el alto índice de siniestros provocados por los mayores de 65 años. La Guardia Civil investiga renovaciones sospechosas de carné a mayores.

Achacan a este colectivo un alto índice de siniestros y de muertos, un tercio de la totalidad de los accidentes. Puede ser mucho, se trata de vidas humanas. Las causas que se indican es que estos conductores "aparecen implicados en accidentes y en maniobras antirreglamentarias, como por ejemplo entrando en sentido contrario en autovías y autopistas".

Está en manos de la Fiscalía y la Guardia Civil de Tráfico llevar a cabo una investigación sobre los centros psicotécnicos a la hora de renovar el carné a conductores mayores de 65 años. Medida acertada, pero tendría que ser de forma generalizada. No se puede incriminar de esta manera a quienes son tan prudentes o más que los de otras generaciones.

Fallos los tienen todos los conductores y de cualquier edad. No hay más que recordar los accidentes de autocares, camiones, trenes, kamikazes con altas tasas de alcohol y otras sustancias, que provocan cifras escalofriantes de fallecidos. Las condenas judiciales son irrelevantes con retiradas de puntos y del carné de conducir por unos años. Y vuelven reiteradamente a la carretera con o sin licencia para conducir, sin seguro obligatorio ni otros requisitos, como las ITV, etc. ¿Dónde están aquí las exigencias?

Pido reflexión a quienes corresponda y, sí, se deben tomar todas las medidas que puedan evitar desgracias personales, pero de tal forma que afecte por igual a todos aquellos que conducimos.