Lo dejas pasar o no. Yo no, lo siento, el maltrato no se puede dejar pasar, nunca.

Pensé que hoy tendría un domingo tranquilo, buen tiempo, camino y en una calle veo a un padre arrastrando a su hijo y el niño gritando que le suelte. En un momento el padre se para en la calle, abofetea al niño, el niño grita que no le pegue y yo también grito que deje de pegar al niño (las bofetadas aún resuenan en mí). El hombre se vuelve como un poseído y echando espuma por la boca me dice que me meta en mis cosas que el hijo es suyo. Le digo que al niño no le vuelva a pegar porque llamaré a la Policía. El hombre me agarra de los brazos, me dice que la que voy a llevar soy yo, que llame a la Policía, que el hijo es suyo y hace lo que le da la gana. Llamo a la Policía, el hombre cada vez más fuera de sí quiere cogerme el móvil, empieza a llegar su familia, hasta la abuela me quiere agredir, gente que pasa y me dice que para qué me meto. Y lo voy a decir aquí bien claro y alto, el maltrato es una lacra, sea este contra las mujeres, los niños, los ancianos. ¿Le gustaría a ese hombre, que piensa que enseña a su hijo con bofetadas, porque es su hijo, que a él en su trabajo como su jefe es su jefe le enseñara o recriminara un fallo con bofetadas? No, verdad. Su hijo, aunque ese hombre no lo piense en su ignorancia, tiene sus derechos como persona. Educar no es como antes. La letra con sangre entra. No, y es nuestra carencia de educación, de valores, de empatía, lo que hace que tengamos una sociedad que echa espuma por la boca para defender lo indefendible que es pegar a un hijo porque es tu hijo.

Todos contra el maltrato y a esas personas que me dijeron que tenía que pasar les digo que "No, gracias", que las bofetadas a mí también me dolieron.