En los países democráticos, la manera de desarrollar la política condiciona la vida de sus ciudadanos y nosotros, con nuestros votos, elegimos a los políticos que van ocupar los sillones de mando, por lo que solo depende de nuestra decisión la forma en que nos gobiernen.

Todos los partidos tienen en sus programas como fin, mejorar y facilitar la vida a sus ciudadanos, pero hay dos formas para hacerlo y al parecer opuestas. La primera es aplicando las recetas de la derecha; y la segunda y contraria, asumiendo los postulados de la izquierda.

La derecha para aumentar la competitividad pregona el recorte de sueldos a los obreros, aunque no así a los altos ejecutivos, el aumento de la vida laboral de sus ciudadanos, la ayuda fiscal a las empresas bajando el impuesto de sociedades y, siguiendo en su línea, bajará el IRPF a los ciudadanos.

La izquierda, tratando de mejorar la vida al obrero y al mismo tiempo queriendo dinamizar la economía del país, está por elevar el sueldo mínimo interprofesional y fijar un tope máximo a la remuneración de los altos directivos, subir el impuesto del IRPF en los tramos altos y poner un impuesto al rendimiento o beneficios del capital igual al rendimiento del trabajo, esto último mediante la implantación de la tasa Tobin.

Simplificando podemos decir que la derecha está por gastar menos, y la izquierda por gastar más y recaudar más, y pregunto: ¿Hay en el mundo riqueza suficiente o posibilidad de aumentar la actividad industrial para poder recaudar más? Creo que sí, pues nos sobran parados y si los trasladamos a otra galaxia, podrían trabajar y vivir de su actividad y si lo pueden hacer en otra galaxia por qué puntualmente no pueden hacer lo mismo aquí, en esta tierra que es la de todos.

Según nos dicen los estudiosos de la economía, actualmente estamos en un aumento constante de las desigualdades sociales en todo el mundo, por lo que hay que poner un freno a esta concentración de la riqueza en solo unas pocas manos, porque esto refleja una injusticia social en un nivel insoportable y no podremos decir que somos un país democrático si impera una extrema desigualdad. Dicen los que se dedican a estos temas, que las 85 personas más ricas del mundo poseen una riqueza igual a lo que tienen la mitad de los habitantes más pobres del planeta.

Actualmente la carga impositiva está soportada por las clases medias y bajas mediante el IVA y el IRPF, y las clases altas eluden muchos de sus impuestos mediante la ingeniería financiera, los paraísos fiscales y las sociedades interpuestas. Pienso que esto tiene que terminar en un plazo relativamente corto, pues los ecos de las protestas ciudadanas ya retumban en voz cada vez más alta.

El mundo siempre estuvo avanzando en una continua conquista de mayor justicia social y esperamos que en los próximos años siga esta tendencia, por lo que si aceptamos este principio, llegamos a la conclusión de que para avanzar, ahora toca que desaparezcan los paraísos fiscales y las sociedades interpuestas, aunque de momento a los poderosos y a Bruselas parece no interesarle.

En el planeta somos demasiados seres humanos para los recursos finitos que hay en sus entrañas y con nuestras actuaciones lo estamos rompiendo, pero como no vamos a matar a la mitad de nuestros coetáneos, y los avances tecnológicos lo permiten, fabriquemos los bienes que necesitamos para cubrir las necesidades básicas de todos. De momento sigamos tirando del carro como se pueda, pero tenemos que concienciarnos de que este planeta no soporta sin romper su equilibrio ecológico, un número de habitantes superior a la mitad de los que hoy vivimos sobre él.

Al final cuando salga un gobierno de derechas o de izquierdas, el modo de gobernar se parecerá, porque Europa nos está vigilando (véase a Grecia). La fórmula de la izquierda es más rápida en favorecer a los asalariados, aunque para quedar bien con todos sus ciudadanos y no aparecer como políticos tan radicales, la derecha y la izquierda al legislar, intercambiarán algunas de sus líneas rojas.

Resumiendo diremos que aunque hoy parece un imposible, en el mundo que viene seremos menos habitantes, y más iguales, porque en esto consiste el avance de nuestra civilización.