Buceando en la prensa, me he encontrado con una noticia curiosa: un barrendero que ensucia. Esto ocurrió en Betanzos, donde un empleado de la limpieza, sin motivos claros, se dedicaba a acumular basura reiteradamente ante la puerta de una tienda. El ojo que todo lo ve: la cámara de seguridad del establecimiento, sacó a la luz la mala acción, ante la sorpresa de la dueña y de todo el mundo.

El barrendero pidió perdón a la mujer, suponemos que presionado por las autoridades locales y ha sido expedientado.

No sabemos qué llevó a este hombre a realizar justo lo contrario de lo que tenía que hacer. Nos queda echar a volar la imaginación: por venganza, por no ser correspondido en el amor, por haber sido tratado incorrectamente, por querer terminar el trabajo rápido y llegar pronto a casa?

Esta anécdota me hace pensar en la gente insatisfecha o cansada de su trabajo. La rutina es dañina pero me temo que en oficios como el de este hombre no hay mucho lugar a la creatividad.