Si constitucionalmente "ninguna religión tendrá carácter estatal" y, este fin de semana, en la rúa Estorniño y en algunas adyacentes se instalaron altavoces que, supuestamente, nos deleitaron con música que era ampliamente audible en la rúa do Faisán y alrededores y que se remató con ceremonias religiosas retransmitidas a través de los susodichos altavoces, ¿por qué tengo yo que oír en mi casa una ceremonia religiosa, sea de la religión que sea, como si desde alguna mezquita o iglesia del Islam se trasmitiera un "Al-adhan" para convocar al "salat" a los creyentes? ¿Quién es el que puede autorizar algo que, a mí entender, no respeta la privacidad de mi casa y se cuela en ella a través de esos amplificadores?