¡Un bebé en el Congreso, qué buena noticia! Acabamos de celebrar hace pocos días el nacimiento de otro niño, que transformó el mundo trayendo amor, y ahora nos encontramos de nuevo con que un recién nacido es noticia. Aquel tuvo que sobrevivir a Herodes, el asesino de niños por excelencia, y este a las leyes de los diputados que le rodeaban, promotores todos ellos, sin excepción, del crimen del aborto.

Es evidente que la madre del por unas horas congresista, la señora Bescansa, no le llevó hasta allí en un intento de corregir este disparate asesino, y denunciar que su hijo estuvo desasistido de cualquier derecho, incluido el de la vida, hasta unas pocas semanas atrás, pero quizá la presencia de su hijo en el Congreso sea anuncio o preludio de una nueva España más justa y digna. El pequeño Diego fue de brazo en brazo, y hubiera podido recorrer todo el hemiciclo sin encontrar un solo partido que hubiera defendido su vida en caso de que su madre hubiera decidido eliminarlo, esto es así, pero contra esta terrible realidad, está la otra realidad de que la vida siempre se abre paso y se renueva y da nuevas oportunidades al hombre en su lucha contra la mentira. Y a este respecto yo me atrevo a lanzar mi particular apuesta: habrá un día en el que la foto de este bebé en el Congreso, metido entre un bosque de gente que no hizo nada por garantizar su vida, será un icono de la lucha contra el crimen abortista; él, como superviviente de una guerra en la que murieron tres de cada diez de sus hermanos, demostrará que hasta el más pequeño bebé tiene más poder que mil bocas cobardes y mentirosas. Bienvenido por ello, chiquitín. Sobreviviste en un campo lleno de cadáveres y no te dejarás engañar.