Hace más de treinta años yo fui secretario general de la Hermandad de Donantes de Sangre de Vigo y delegado en Hijos de J. Barreras, donde trabajaba.

En aquel tiempo no había Banco Regional de Sangre y los hospitales obligaban a los familiares de los pacientes a donar sangre, lo que yo consideraba una crueldad, ya que bastante sufrimiento tenían con la enfermedad de algún ser querido, que encima tenían que pedir ayuda entre familiares o amigos.

La labor de estos delegados era conseguir donantes altruistas por los pueblos o fábricas para que no faltara sangre en los hospitales y que no se suspendiese ninguna operación por falta de sangre.

¿Qué pensarían ustedes si alguno de estos delegados le pidiese dinero a los familiares por el favor concedido? Sería el ser más despreciable y, naturalmente, sería denunciado ante el juzgado.

Pero esto nunca sucedió ni una sola vez. Esas grandes personas siempre se sacrificaron, como hacen muchas miles actualmente en ayudar a los demás sin esperar nada a cambio, por eso mi cabreo y me imagino que de muchas personas cuando nos enteramos que hay algunos políticos que cobran comisiones a empresas o patronos porque se les conceda alguna obra estatal, autonómica o municipal.

Sobre estos individuos debe de caer todo el peso de la ley, aunque desgraciadamente creo que los "pesos" de la ley no son iguales para todos.