La crisis económica, convertida en teoría especulativa, está siendo asistida, practicada y participada por la corrupción política. Es una burla encubierta que se sigue predicando desde las instituciones y organismos públicos, para prolongar la explotación laboral y la precariedad salarial de los trabajadores. Los políticos están obsesionados con convencer a la sociedad de que las nominas salariales de la mano de obra son las culpables de todos los males de la vida terrenal, pero no es verdad. Su egoísmo no les permite valorar con equidad, la dedicación y la actividad física de los obreros. No quieren admitir (entusiasmados por el poder) que la mano de obra es la fuente de riqueza más noble y sufrida que sustenta a todas las comunidades socio-económicas de la humanidad. Los hacedores de leyes ("caporales altaneros" -exprimen derechos sociales -) nos obligan a cumplir lo que ellos incumplen. Culpabilizan del paro al mercado laboral, alegando que sus costes son muy elevados, para eludir su responsabilidad y dar a entender que la solución no depende de ellos. Siempre justificansus incongruencias como si fuesen ajenos al trato degradante que padecen los colectivos obreros.

(Sobre la atrofia y el fracaso sindical, por subvención, sobran comentarios).

Entre las lagunas de la democracia, enredos burocráticos y su demagogia; los políticos solo están para defender los vicios inherentes a sus privilegios. El fraude, el cohecho, la malversación, el despilfarro, la ratería, y otros abusos derivados del poder, son productos tóxicos del mercado de la corrupción, que generan desigualdad, desempleo, inseguridad, pobreza, injusticia y miseria; además de poner en entredicho la capacidad intelectual de la conciencia humana. Ésta crisis, reflejo de un alevoso cúmulo de incongruencias políticas, implora la modificación del rumbo y el volumen de la administración pública. Sobran cargos de confianza, las diputaciones, asesores, consejeros, diputados, directores, senadores, concejales, embaucadores... Y, también hay que simplificar la burocracia para que fluya la empatía y el buen entendimiento entre todos los mortales. La administración pública ("sustento de corrupción") no debe seguir, contratando, enchufando y exigiendo sumisión silenciosa para su servicio.

El nepotismo, conducta caciquil rechazable, es un riesgo peligroso cuando tienen muchos adeptos en lista de espera. La ley, la justicia, la educación, la seguridad, el reparto salarial etc. son alimentos básicos, de convivencia democrática, concebidos, pero mal administrados, por del poder político. En campaña electoral seducen y prometen "cabalgaduras de silla", pero después de los votos (?) hasta niegan el pasto de los burros".