Los que nos dedicamos al mueble y al interiorismo hemos llegado a pensar que la crisis había llevado a muchas familias a convertir sus apacibles hogares en centros donde ganar dinero a costa de "la vida alegre". A esta conclusión llegamos cuando vienen a las mueblerías en busca de ideas, muebles y artículos de decoración indicándonos, casi orgullosos, que tienen una "barra americana". Lo sorprendente es la naturalidad con la que los clientes nos hablan de dicho espacio ante su familia, quizás hasta con sus hijos de diferentes edades delante. Parece como que todo dé igual. Habrá quien esté pensando que se han perdido los valores morales y por supuesto que muchos estamos de acuerdo con eso, pero en este caso no han sido éstos los que se han perdido, sino otros. Para entenderlo hemos de trasladarnos al lugar objeto del estudio de interiorismo que vamos a realizar y ahí observamos en todos los casos que no es un local de copas servidas por chicas lo que vamos a decorar, sino un salón de una vivienda que tiene la cocina abierta o unida al salón, lo que se denomina correctamente como "cocina americana".

Así que en este caso los valores que se han perdido han sido los lingüísticos, como en tantas y tantas ocasiones. A la Lengua se le dan unos giros, que parece que quisiéramos ahogarla como a las letras en la sopa, o confundirla como en una sopa de letras. ¡Qué fuerte tiene que ser la Lengua para resistir tantos atropellos!

Por supuesto, invitar a un amigo a tomar algo en tu "barra americana", no es lo mismo que invitarlo a unas tapitas en tu moderna y reluciente "cocina americana". Si bien en el primer caso pudiera pensar que te has hecho un "empresario de la hostelería", en el segundo claramente pensará que está bien que las tapitas las prepares en la cocina, pero que seas un poco más elegante y se las sirvas en el salón de tu casa, en ese cómodo sofá de asientos de goma de alta densidad de 35 kg/m3 recubierto con capa de viscoelástica que acabas de estrenar.

Por eso que un poquito de precisión al usar el leguaje... ¡no está de más! Claro que ésta es una invitación a los que deseamos entender y ser entendidos; y como no, a los que nos gusta hacer que la Lengua brille, o por lo menos que esté limpia.

Imaginemos de nuevo, qué pueden pensar los que nos oigan si decimos que nuestra pareja estaba trabajando en la barra americana mientras nosotros hacíamos las camas. Pues errores de ese tipo en el lenguaje nos pueden llevar a horrores en la comunicación e interpretación.

Aunque aprovechando los juegos de palabras y si quieres vacilar a alguien y ganarte lo que cuestan unas rondas a costa de tus amigos, les puedes proponer ir a una barra americana solo a tomar unas copas y te los llevas a tu casa; allí los sientas sobre unos taburetes en tu psicodélica cocina americana que ni percibirán que es una cocina, les sirves unas copas y cuando te pregunten por las camareras, les puedes contestar:

-Esto es lo último en "barras americanas"... no hay camareras, ¡es autoservicio!

Y por si cuela, les cobras la consumición a "precio de amigo", como se dice ahora, en un compromiso para el amigo y otra agresión a la Lengua.