Cada vez que me acerco a Castrelos y contemplo la cantidad de gente joven (y no tan joven) que entrena y se divierte en el fabuloso parque de barras de que dispone, siempre me pregunto lo mismo: ¿por qué no hay más espacios de este tipo en Vigo?

Que yo sepa, en nuestra ciudad no hay más que dos zonas con un equipamiento de barras apropiado para practicar calistenia/"street workout": el ya citado de Castrelos y el modestísimo de O Castro. Quizá haya alguno más, pero en todo caso, muy pocos. Atención: no confundir con los parques biosaludables para la tercera edad; estos sí, bastante extendidos.

Las razones por las que dicha circunstancia me extraña son las siguientes: en primer lugar, porque el mobiliario necesario para desarrollar este deporte es muy escaso; de hecho, una barra colocada a unos dos metros del suelo y dos barras paralelas para fondos bastarían para completar un entrenamiento básico de calistenia. (Poco más hay en el parque de O Castro). Para convencerse de esta verdad no hay más que ver las soluciones improvisadas de sus practicantes; en segundo lugar, porque dicho equipamiento es extraordinariamente económico; especialmente si lo comparas con las cifras que se manejan para obras de ocio en Vigo. Sin ir más lejos, al lado del Centro de Salud de Teis hay un parque infantil de unos 10 m2, con apenas un par de columpios, cuya obra aparece presupuestada en 60.000 euros; en tercer lugar, porque cada vez hay más gente joven interesada en entrenar al aire libre; particularmente aquellos que más dificultades tienen/tenemos para costearse un gimnasio, pero también aquellos para los que supone una ocasión propicia para sustraerse al agobio del indoor. Promover el deporte, facilitar el acceso al mismo de quienes menos tienen y potenciar el contacto de los vecinos con la ciudad son obligaciones del Concello; y en cuarto lugar, porque parece demostrable que este tipo de parques tiene la capacidad de dinamizar zonas que, a priori, carecen de los reclamos de los grandes focos de actividad. Así, por ejemplo, espacios infrautilizados y, en buena medida, abandonados, como la ETEA, el parque de A Riouxa, el barrio de As Flores o el mismo monte de A Guía (soy de Teis) serían más que idóneos para acoger instalaciones de esta naturaleza.

¿Cómo se explica que un vecino de la calle Sanjurjo Badía deba desplazarse 7 km hasta Castrelos, mientras la ETEA languidece por el desuso?