El 24 de septiembre de este año 2015, cerró la cocina del Hospital Xeral (Pirulí), 60 años de historia, 60 años de buen hacer entre sus fogones. Muchos y buenos profesionales han pasado por ella intentando hacer siempre bien su trabajo y dando un buen servicio para que los pacientes se sintiesen como en su casa a la hora en la que les llegaba el momento de saborear las distintas y variadas comidas de cada día.

Llevaba 29 años trabajando en esta cocina, guardo y guardaré muchos y buenos recuerdos de todo este tiempo; me contaban los que estaban ya aquí que los primeros fogones que se utilizaron tenían como elemento de combustión el carbón; después, con el paso de los años las cosas van avanzando y ahora en esta época ya se utilizaba el gas ciudad.

Son muchos recuerdos que uno se lleva en su equipaje y que también se van a quedar encerrados para siempre entre cuatro paredes que ya dejarán de ser utilizadas como cocina de un hospital que dejará huella entre todos los que hemos trabajado en él.

Algunos compañeros con los que trabajé ya no están entre nosotros, y allí donde estén seguro que sentirán pena de todo lo que está pasándole a la cocina del Hospital Xeral.

Quizás nuestro trabajo no estuviese muchas veces reconocido y valorado lo suficiente, como si no fuera importante lo que hacíamos, pero todos los que trabajamos en esta cocina siempre lo hemos hecho con un cariño especial porque era nuestro deber hacer un buen servicio público de cara a los pacientes ingresados en las distintas plantas del hospital, haciéndoles pasar un rato feliz porque sabíamos que también de nuestro trabajo dependía su recuperación; no solamente los medicamentos y la cirugía sirven para curar las enfermedades, sino también una equilibrada alimentación es fundamental para tener una buena salud y un aspecto saludable.

Nuestra máxima satisfacción era saber que entre los pacientes nuestra labor sí estaba valorada, prueba de ello eran las innumerables felicitaciones que por escrito nos llegaban. Recuerdo también el día en que un niño y una niña de los que pasaban por la unidad de Pediatría y después de estar ingresados una larga temporada quisieron antes de marcharse para sus casas pasar por la cocina para conocernos; fue verdaderamente emocionante.

La globalización también llega a la restauración hospitalaria. Ahora la técnica a utilizar en el nuevo hospital de Vigo ya no será la misma, nada tiene que ver con la cocina artesanal y casera que nosotros hacíamos, pero el tiempo lo dirá y serán los pacientes que por él pasen los que juzgarán y valorarán.

Quiero acordarme de los que trabajaron conmigo durante todos estos años, de cada uno de ellos me llevo un aprendizaje. De los que se han ido a la nueva cocina del Álvaro Cunqueiro, de los que no han tenido sitio en ella y se han quedado en el paro, y a los que como yo tenemos plaza en propiedad y nos reclasifican en otras categorías; a todos les deseo mucha suerte en nuestra nueva andadura, ya nada volverá a ser como antes, el telón se echa definitivamente como si de una representación teatral se tratase; ya no habrá mas funciones, el cierre en el "gran teatro de los sentidos" cerrará para siempre, pero nos quedarán los recuerdos, y esos nadie nos los quitará, los recuerdos de una, la cocina del Pirulí.