No soy médico, pero me parece que la reciente declaración a los medios del abogado de los padres de Andrea, la niña del hospital de Santiago, diciendo que podrá vivir sin alimentación "dos, cuatro, ocho o 38 días" significa que efectivamente la niña no estaba aún en proceso terminal de la enfermedad y no había por qué retirarle la alimentación. No he oído a ningún médico o directivo del hospital salir a decir que la niña estaba ya en fase terminal y que no se justificaba seguir alimentándola.

Hasta donde sé, la retirada de alimento solamente tiene justificación cuando ya la muerte se considera muy próxima, como creo que se hace todos los días en los hospitales sin problema alguno con enfermos terminales a los que les quedan ya pocas horas de vida y no se justifica seguir alimentándoles.

O sea que, a mi escaso entender, en el caso de la pobre Andrea, salvo que se demuestre que estaba en proceso terminal que justificase la retirada de alimentación, me parece que lo que están haciendo con ella es dejarla morir de hambre. Por duro que suene.

Si es así, tengo pena de ella y de sus padres, que seguro que están pasándolo fatal, pero sobre todo de los médicos que hayan tomado tal decisión.