El sábado se podía leer en este diario una carta de Pedro Larrauri en la que decía que 1 de cada 100 Bomberos Forestales son incendiarios, osea, unos 60 solo en Galicia. Desde aquí quiero invitar a este personaje a que vaya personalmente a explicar su teoría a alguna de las familias de los más de 50 bomberos forestales fallecidos en los incendios en los últimos años. Personas con hijos, hermanos, padres y amigos, que un buen día salieron de casa con la esperanza de tener una jornada tranquila y poder volver al final del día o de la noche a ver a su familia que siempre se queda esperando, orgullosa de que uno de sus miembros sea un héroe anónimo que se juega la vida por una miseria de sueldo. Sueldo que cobrará exactamente igual haya incendio o no, como sucede con los traumatólogos, que perciben lo mismo si arreglan huesos o no. Pero algún fatídico día, alguno de esos Bomberos, no regresaron a casa, jamás volverán sus familias a poder darles un abrazo, porque fueron víctimas de uno de los innumerables peligros que un incendio entraña, un incendio que no provocaron ellos. Cualquier persona en su sano juicio entiende que nadie provoca un infierno para ir a morir a el. Pero quizás es ese juicio el que le falla al doctor Larrauri, ex candidato de UPyD a la alcaldía de Vigo, cuando publica una acusación de esta gravedad, ilegal pero sobre todo inmoral e inhumana. Señor Pedro Larrauri, los que se juegan la vida mientras usted se bebe un gin tonic en Samil le piden que rectifique y que respete el duro e históricamente poco valorado trabajo que realizan los Bomberos Forestales defendiendo los bosques, granjas y viviendas de nuestro país.