Hace unos días leí unas opiniones pseudo simpático/cómicas sobre Portugal que me parecieron más propias de los años 70 del siglo pasado que de los tiempos actuales, en los que la gente se desplaza miles de kilómetros, visita infinidad de países y conoce cientos de personas de diferentes culturas con una facilidad asombrosa.

Siento no conocer quién escribió el artículo al que me refiero y si la persona que lo hizo quiere contactar conmigo; gustosamente le invitaría a compartir unas cervezas y debatir sobre Portugal. Amablemente le haría ver que sus opiniones rezuman un absurdo complejo de superioridad del que parece que nos cuesta desprendernos a muchos españoles, precisamente a nosotros los que al norte de los Pirineos tenemos otras realidades. Es obvio que Portugal tiene un desarrollo económico inferior al de España; pero dentro de la modestia de sus números consigue que la riqueza disponible esté bien repartida y puede presumir actualmente de una tasa de paro inferior a la española.

Los portugueses son un pueblo culto amante de sus tradiciones y tienen un gran sentido de la estética y el buen gusto urbanístico, para nada se sienten cómodos entre el escombro y la suciedad como parece dar a entender el mentado artículo.

Invitaría a quien lo escribió a visitar ciudades como Braga, Guimaraes, Melgaço, Obidos, Aveiro, Cascais y por supuesto Lisboa y vería como con pocos medios económicos, pero con políticas adecuadas, se mantienen unos extraordinarios centros históricos.