Recientemente he leído en la prensa la opinión que le merece al firmante, el señor Xavier García Albiol, que fuera alcalde de la ciudad de Badalona (Barcelona), y que acaba de ser elegido por el PP, candidato a presidente de la Generalitat de Cataluña, para las elecciones a celebrar en el próximo mes de septiembre.

La lectura de tal opinión, desde luego favorable a la persona de García Albiol, como también lo es la de este servidor, por dar la impresión de ser una persona formal, responsable y sincera; es la que me ha dado el empujón, para que me decidiera a escribir hoy, pues tenía ganas de hacerlo desde que lo he visto y oído hablar en los medios de comunicación.

Pero mi opinión no es tanto la de calificar la personalidad de ese señor sino de hacerlo de la complejidad de la ciudad de Badalona, donde he vivido durante algún tiempo, en la década de los años 60 del pasado siglo.

Y si entonces ya residían allí gran cantidad de personas de diferentes etnias y colores, con sus muchos problemas de adaptación y las consiguientes dificultades para las autoridades civiles y de orden público, ¿qué será hoy Badalona en este aspecto, y en el de su gobernabilidad para un alcalde? No obstante, García Albiol tuvo más votos en las elecciones del 24 de mayo pasado que en la anterior legislatura.