Que tiempos aquellos en que uno se quedaba sin tomar el bocadillo de mejillones, por no tener un abrelatas a mano. Entonces se le ocurrió a alguien "el increíble abrefácil".

Este gran invento, hay que reconocer que funciona muy bien en las latas de conservas y de bebidas. Uno puede ir en cualquier momento al supermercado de la esquina y tomarse en cualquier lugar un bocadillo de sardinas con una lata de cervecilla, sin más utensilios que un banco donde sentarse. El invento pudo quedarse ahí, con sus mejoras correspondientes, pero no. Tuvo que venir un listillo a darle mala fama al "abrefácil". Se le ocurrió ampliar el sistema, a todo paquete que nos podemos echar a la mano. Pero claro no es lo mismo abrir una lata dura, de metal, que no se dobla, y abrir un plástico o un brick. Si no díganme: ¿por qué a los bricks se les colocó tapón?, porque el "abrefácil" no funciona. Porque para abrir un cartón de leche, hay que disponer de un arma blanca y eso no se puede hacer en la calle, se necesita un cuchillo o tijera (de pescado). Hasta los indigentes tuvieron que pasarse del cartón de vino, a la cervecilla de lata.

No hay tarea más complicada que intentar abrir un paquete de galletas con el "abrefácil". Que no, señores, que hace falta un cuchillo o echarle los dientes. Mi pregunta es: ¿por qué siguen colocando esa tirilla de plástico rojo, normalmente, marcado en su posición con un gracioso "tire de aquí", que al intentar tirar de él solo funciona el primer centímetro, porque luego se escurre y nos quedamos con él en la mano? Que lo quiten por favor, y que nos abaraten el producto, al no llevar esa esquiva y escurridiza tira roja.