Estos días un científico nos ha dado una muestra más de la ideologización en torno al aborto. Richard Dawkins afirma frívola e imperativamente que ante la detección del síndome de Down en un nasciturus hay que "abortar e intentarlo de nuevo. Sería inmoral traerlo al mundo, si tienes la opción de no hacerlo."

El sr. Dawkins sabe perfectamente que desde el momento de la concepción surge una vida humana nueva y lo reconoce explícitamente al decir que hay que eliminar a este ser humano concebido, para que no llegue a ser recién nacido, niño, adolescente, joven, adulto y anciano y por consiguiente una "carga".

Ante un diagnóstico prenatal de síndrome de Down solo hay una opción: esforzarse en crearle a este ser humano las mejores condiciones de vida posibles. Según él, la vida no vale ser vivida más que a partir de un cierto nivel de calidad. Si fuese legítimo matar a un nasciturus con síndrome de Down, sería igualmente legítimo matar a todos los niños que en este momento viven en el umbral de la pobreza.

El sr. Dawkins rebaja un ser humano a la condición de un objeto de consumo: se le desea por placer, como a un coche o a una joya; si le gusta , se la queda, y si no, lo devuelve, o en este caso, lo aborta.

La respuesta a las declaraciones de este científico no se hizo esperar. Una madre de un niño con síndrome de Down le dijo que ella "lucharía hasta mi último aliento por la vida de mi hijo. No hay dilema."

En los ritos de culturas ancestrales se sacrificaban a seres humanos para ofrecérselos a los dioses; en Esparta se exponían los niños al frío para seleccionar a los más fuertes y eliminar a los más débiles. Y por si aún queda alguna duda, seis millones de judíos fueron exterminados en nombre de la super raza aria. Sr. Hawkins, desde la Asociación Familiar Viguesa le agradeceríamos que mejor hable de ciencia si ese es su campo, porque en cuanto a la moral está muy despistado.