Esta pasada primavera viajamos a Madrid, Toledo y alrededores en una excursión cultural para mayores de 50 años. Pernoctamos en Getafe, alojándonos en un buen hotel situado en el polígono industrial. Desde allí nos llevaron a visitar todos los lugares cercanos en los que había alguna obra de interés: fuesen palacios, jardines, cuna de escritores, catedrales, mosaicos de azulejos, en fin, una gran riqueza en monumentos.

Todas las noches regresábamos al mismo hotel y desde la ventana de la habitación veíamos una gran imagen del Corazón de Jesús que sobresalía por su altura y destacaba sobre un cerro. Preguntamos y nos informaron que era el Cerro de los Ángeles. No teníamos programada su visita y la mayoría del grupo lamentábamos que estando tan cerca no nos llevaran a conocerlo.

Por fin nuestro guía (muy documentado en Historia) nos dio una alegría cuando, regresando de Aranjuez, dijo que nos hacía un regalo (la visita a dicho monumento).

¡Vaya sorpresa! Nos encontramos algo extraordinario que no promocionan en los viajes: un cerro con hermosa vegetación y floresta para disfrute y ocio de pequeños y mayores. En la cima, un monumento dedicado al Corazón de Jesús y a ambos lados grupos escultóricos. Todo en piedra, una basílica subterránea que puede acoger a una multitud, delante en el exterior una gran explanada y en la base del Corazón otra colección de esculturas. En fin, que no hace falta ir a Brasil para contemplar un conjunto bellísimo, que a todos recomiendo, y que no se olviden de incluirlo en sus viajes.