Nos quejamos mucho de los privilegios de la Iglesia católica española. Pues a partir del 1 de enero de 2015 el impuesto eclesiástico (sea católico o protestante), que se aplicaba en la nómina correspondiente entre un 8 a 10 por ciento a los contribuyentes germanos, se extiende ahora a los depósitos bancarios, fondos de inversión, letras, obligaciones y demás activos financieros. La contribución religiosa empezará a regir en las ganancias, intereses y demás plusvalías, siendo retenida automáticamente por los bancos y cajas de ahorros al mismo tiempo que el IRPF. En el caso de los solteros y situaciones análogas con beneficios hasta 800 euros estarán exentos del impuesto. Matrimonios o parejas de hecho con un máximo de 1.600 euros de ganancias también respirarán con tranquilidad. Aquellos que se declaren ateos o no pertenecientes a confesiones reconocidas por la Agencia Tributaria no tienen nada que temer. Las grandes empresas y bancos que emitan dividendos para sus

accionistas que se declaren creyentes tienen que retener también automáticamente el tema sino entran en fraude fiscal. Más prebendas: ¿se imaginan a ustedes en los consejos de RTVE o CRTVG a un representante de la Iglesia por ley? ¿Y que tienen derecho a emitir publicidad gratuitamente en los medios de comunicación públicos? ¿ Y que cada año reciben más de 500 millones de euros en concepto de dotación para compensar los daños de la secularización de Napoleón Bonaparte por expropiarles durante la ocupación del imperio germánico? Les recuerdo que Alemania es una república.