Acabo de jubilarme y estoy contento. En primer lugar porque dejo una plaza para nuestros jóvenes. Diré que tengo a mis tres hijas en el extranjero.

Creo que se abre una nueva etapa, interesante y gozosa y lo mejor está por llegar.

La jubilación es el momento de desprenderse de la sumisión a la dictadura de lo políticamente correcto. De llamar de una vez a las cosas por su nombre. De proclamar sin complejos todo aquello en lo que crees. La oportunidad para levantar el velo a muchas cosas aparcadas. Aficiones y ansias tantas veces interrumpidas y frustradas. Tiempo, eso sí, de aligerar el equipaje, de vaciarse, de dar. Que al final te queda: de lo que das y aún multiplicado, todo. De lo que retienes, nada. Como nos nosos muíños de auga, quiero ser molido pola mó, convertido en óleo que alimente la nueva vida que nos renueva. No quiero ser el grano cobarde, solterón, estéril e inútil, que -en su pretensión de evitar ser triturado o sembrado y enterrado en el campo- se queda agazapado en el granero. Servir es la vocación del hombre. También la de los abuelos. Por lo tanto continuaré trabajando. La clave está en encontrar el encanto de lo pequeño y sencillo. A partir de hoy podré dedicarles más tiempo a mis nietos Sofía y Diego.

Acaso lo más cuerdo y sabio sea retomar la infancia. Aquella vida pausada, sencilla e inocente en contacto con los pensamientos y la música de nuestra gaita. Quiero vivir el mayor tiempo en mi aldea, Salceda. Caminar sus senderos. Escuchar de los mayores su sabiduría austera. De las noches su silencio. Visitar en el otoño-invierno los nidos de las exquisitas setas silvestres. Contemplar en el cielo cada primavera el espectacular vuelo nupcial del gavilán. Los malabarismos con que el pequeño verdecillo enamora a su amada. Disfrutar el canto sonoro, aflautado y largo del zorzal común. El silbido melodioso de los mirlos. La mansedumbre del petirrojo. Oler de la tierra removida su aroma. Saborear el rojo brillante de las cerezas. Admirar la belleza sencilla de las flores silvestres en nuestros campos y bosques. La riqueza de tonalidades de nuestra Galicia verde. El milagro del nacimiento del sol y de la vida cada mañana. El misterio del adiós del sol y de la vida cada tarde€ En todo caso nada me impedirá soñar, sonreír y vivir. Recibiré cada día como si fuera el primero, el último, el único. Lo viviré pausado. Saboreándolo, como si siempre fuera temprano, como si no existiera la palabra tarde.

Pero he de asociarme ¡Jubilados de todo el mundo, unámonos! Es el momento del stop a la pretensión de ir por libre por la vida. En nuestra flaqueza, liberados de banalidades y autocomplacencias en grupo, seremos fuertes. Nuestra primera tarea es la de ganarnos a los que han arrojado la toalla de la alegría. Colegas que piensan que la jubilación es tiempo de soñar con la juventud perdida, de lamento por el paso del tiempo, de poca salud y mucha soledad, de puerta que se cierra, de camino hacia ninguna parte€ Personalmente no lamento ni añoro nada. He corrido maratones hasta el final y hasta hace bien poco. El menisco me ha dejado a las puertas del de Nueva York. Cuando uno está terminando un maratón no añora el empezar de nuevo. Está cansado pero satisfecho, ya está. En adelante caminaré lento pero teniendo igualmente clara la meta.

Seamos, colegas, para los jóvenes en nuestra madurez solidaria razón para la esperanza. Regalémosles nuestra experiencia, incluso la de los fracasos. Démosles lo mejor de nosotros, también el tesoro de la fe. Seríamos unos malos amigos si nos la callamos y quedamos, unos miserables si no la compartiéramos. Es como si invitas a unos amigos a la bodega a tomar un vino y escondes el mejor para tomártelo tú solo cuando se hayan ido. En un ambiente de sana laicidad no podemos ocultar el tesoro que hemos hallado en la finca de nuestras vidas. Nuestros mayores no lo han hecho. Estoy convencido que en un mundo relativista, de consenso, sin referencias sólidas, sin verdades absolutas y permanentes, Dios es el único garante de la verdad y la justicia. A todos los jubilados mi felicitación. Gracias por vuestra alegría. Definitivamente, este que inicio hoy es un tiempo de júbilo€