Después de más de sesenta años de la Democracia Universal de los Derechos Humanos aún se ponen en duda algunos y se discute sobre ellos, pero desde la perspectiva del tiempo es obligado preguntarse qué ha significado la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, porque pese a todas las diferencias existentes en materias religiosas o culturales deben ser respetados en todo momento y en cualquier circunstancia histórica, pero la historia es testigo de grandes desigualdades y ahora mismo el problema de la ineficacia de los derechos humanos es palpable porque el reto no consiste en defender la dignidad de unos pocos sino de todos los humanos en cualquier parte y circunstancia y esto supone el reconocimiento sagrado de cada uno sea cual sea su origen, situación o raza, también del no nacido, ya que la persona es valiosa por sí misma, por lo que es, no por lo que se tiene, de ahí que todo ser humano es merecedor de respeto y siempre debe ser reconocido como un semejante, ya que el otro, cualquier otro, es siempre otro yo, y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos ya se garantiza la dignidad de todo con independencia de su desarrollo.