Considero que el presidente Feijóo acertó plenamente al ponerse al frente de quienes abogamos por la reconstrucción del monasterio da Virxen da Barca de manera inmediata y cooperamos con fondos para conseguirlo. No podría ser de otra manera; a Virxen da Barca de Muxía está profundamente arraigada en el sentimiento de los gallegos y en su señas de identidad, historia, lengua y música.

Es un acto de justicia para con las gentes de una zona donde la vida es muy difícil y privarlos de un referente como el monasterio iría en contra de su economía. Los gallegos somos un pueblo peculiar, somos capaces de manifestaciones anticlericales y al mismo tiempo sacar en procesión a nuestros santos. Ni digo que la Xunta, en exclusiva, pague las obras de reconstrucción del monasterio da Virxen da Barca, pero sí que participe económicamente y ser guía del proceso.

A quienes piensan, por sus creencias religiosas, que la Iglesia católica no necesita ser subvencionada que valoren la cantidad de verbenas, fiestas, carnavales y exaltaciones de productos culinarios que se organizan en Galicia con fondos públicos.