Este periódico publicó un amplio y detallado reportaje bajo el titular, "O Castriño recupera su esplendor", haciendo referencia a los trabajos realizados en esta gran masa forestal de Vilagarcía de Arousa. A poco más de un mes, tras eliminar árboles muertos, se comenzó con la repoblación de nuevas especies que suplieran a las anteriores. Un verdadero placer a nivel personal, como miembro del equipo.

Basándose en el Corán, el poeta José Martí escribió que hay tres cosas que una persona debe hacer durante su vida: tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol. Tres carballos americanos, un acebo, un alerce y un tilo fueron los escogidos para recuperar ese esplendor anteriormente mencionado, y de paso, tachar una de las tres cosas de la lista de Martí. (La segunda, en caso de ser ya padres).

Al llegar al trabajo, una semana más tarde, no encontré más que tierra revuelta donde cada mañana buscaba nuevos brotes y yemas abiertas. Junto al tilo, se llevó bajo el brazo también el alerce. Caprichoso el destino, e ignorante el tipo que arranca un árbol plantado hace más de una semana, con la esperanza puesta en que esas raíces arraiguen de nuevo en su jardín. Me temo que en la batalla para adecentar las cosas, cada día hay más bajas por enfermedad de resignación. Intentamos mejorar un parque para que en estos tiempos de desánimo la gente tenga al menos un sitio donde dilucidar el futuro con un atisbo de ilusión, y tardan en seguir plagas de individuos ignorando las papeleras, soltando los perros a su libre albedrío, o llevándose la repoblación a su casa.

Así que aquí me veo, intentando encajar esa idea de Martí en la sociedad actual. El hijo, que rece por nosotros cuando no estemos. Aunque mientras estamos, cada vez se hace más difícil criarlo. El libro escrito simboliza el conocimiento que se deja. Ahora encuentra quien lo lea. Y el árbol€ (Ah, mi platyphillos)€ el árbol es la buena obra que ha de seguir dando sus frutos.

En tiempo de crisis económica y viendo el nivel de vandalismo, lo más posible es que no se nos ceda una nueva oportunidad de replanteo. Pero aquí dejo mi promesa de comprar otro por mi cuenta y plantarlo, más escondido esta vez, esos sí. Y lo haré con la esperanza de que los frutos que dé, curen a más de uno de esas enfermedades del siglo XXI, que es la resignación ante una sociedad que adolece de falta de valores.