Una vez más China es noticia por atentar contra el medioambiente. Esta vez la sangre aún no ha llegado al río, ya que se trata de la construcción de una refinería en el sur del país, que responde al modelo de crecimiento económico indiscriminado que impera ya durante más de 30 años.

Los ciudadanos chinos no dejan de manifestarse por las malas prácticas de su gobierno que pone en jaque y, en más de en una ocasión, en jaque mate al medio natural. Esta vez, a pesar de las promesas, continúan con la opacidad sobre cómo el proyecto afecta al medioambiente, incluso llegando a eliminar la información de internet.

Si ya en Occidente es difícil detener acciones similares con manifestaciones podemos imaginar cuál será el resultado de estas en el país asiático.