El futuro de Galicia se encuentra fuera de España. Es muy difícil o casi imposible, crear puentes fronterizos entre España y Portugal. Nuestra región seguirá encerrada en sí misma. Un enclave español rodeado de agua y montañas extranjeras.

Se necesitan ideas para salir de este aislamiento. Galicia se podría vender como la Irlanda del sur de Europa. Suena bien y su situación y paisaje son idénticos, hasta aquellas tabernas donde también se vendían productos alimenticios. Esta idea es menos ambiciosa, pero podría ser el principio de una cadena, para encontrar otras y poner a trabajar a nuestros políticos.

La Eurorregión con Portugal no funciona y se perdieron grandes oportunidades y subvenciones por la burocracia y la falta de voluntad de nuestros políticos, tanto lusos como gallegos. El gran problema de los gallegos está entre sus orejas. Galicia se quiere presentar como una gran región, quiere estar al nivel de otras regiones europeas, pero al mismo tiempo, está muy orientada hacia sí misma. El ejemplo lo tenemos en los cientos de mini concellos que existen en la región. La colaboración entre ellos deja mucho que desear.

Si Galicia estuviera en el norte de Europa, hoy sus calles estarían recubiertas de oro. Los gallegos no son productivos ni saben sacar rendimiento de su magnífica región.