La justificada ansiedad por salir de la agobiante crisis produce una especie de dicotomía en nuestro estado de ánimo, sometido, por un lado, al temor de no poder superar la montaña de amenazadoras dificultades y por otro y porque la esperanza es lo último que se pierde, la decisión de agarrarnos ilusionados al más mínimo amago de brotes verdes.

Esta dualidad se ejemplariza actualmente en un Vigo tan dejado de la mano de Dios, o por mejor decir, tan en manos de gestores empeñados en no colaborar y no racionalizar sus decisiones; pero que es también un Vigo que está poniendo en el otro platillo de la balanza noticias tan esperanzadoras como el frenético avance de las obras de la nueva estación ferroviaria, como la pronta -esperemos que esta vez vaya en serio- inauguración de la Autopista del Mar o la esperada reanudación de la actividad en los astilleros. Ojalá en la próxima y definitiva decisión del Parlamento Europeo y en relación con la demanda de que Vigo sea considerado como puerto nodal se diese un fallo favorable. Entonces habríamos conseguido un precioso trébol de cuatro hojas que, seguramente, no tardaría en testimoniar su efecto dominó.

Si asi fuese, celebrémoslo sin sacar pecho y sin ignorar que los, logros se consolidan si se les presta la debida atención y recordando que ésta exige una sincera colaboración y la renuncia a anteponer intereses partidistas a los que atañen al bien general. Aunque sea lamentable creo que debemos recordar aquí la oscuridad que, cual ciprés, produce la alargada sombra de Peinador. Unámonos a la postrera suplica de Goethe pidiendo también "Luz, más luz".

El trébol de cuatro hojas es una "rara avis" a la que, por considerar que posee atributos de amuleto, le encomendamos que nos otorgue buena suerte. Admitiendo que la suerte hay que buscarla debemos cuidar con mimo su fuente generadora y aunque estemos refiriéndonos a una alegórica superstición el mensaje es plenamente extrapolable a la cotidiana realidad.

Irónica, sino sarcásticamente se dice que el pesimista es simplemente un optimista bien informado. Me gustaría dar la vuelta a la tortilla para acoger estos brotes verdes de la forma más positiva posible, logrando que el optimista fuese un pesimista bien informado y para ello, arrimando el ascua a la sardina, creo que al codiciado trébol de cuatro hojas podemos rodearlo con otros olorosos pétalos, tales como el éxito de los nuevos modelos de Citroên con impacto directo en la actividad y el empleo, como la avanzada ejecución de las obras de un nuevo hospital que marcará una línea divisoria entre el antes y el después de nuestras dotaciones sanitarias, o como la luz verde que al fin parce encenderse para el Barrio del Cura , revitalizando una zona a la que el paro burocrático estaba llevando a una caótica ruina- Podría conformarse un ramo de lujo.

Acojamos con júbilo y satisfacción estas esperanzadoras promesas y manos a la obra, colaborando todos para allanar el camino de la consolidación, sin que ninguna facción ideológica o fuerza viva se atribuya el éxito. Porque el éxito sería simplemente de Vigo, de un Vigo unido que con sensatez asuma el rol de trébol de cuatro hojas y genere su propia suerte.