Como afiliado a la UGT, y tras la noticia de la sentencia del caso del secretario general de la unión comarcal de Vigo, y después de leer y escuchar las distintas declaraciones, cada vez estoy más convencido de que ganan todos y pierde la organización.

No se puede estar durante cuatro años formando parte de los distintos órganos de decisión de la organización, eligiendo ejecutivas, aprobando estatutos y presupuestos, validando las distintas políticas de actuación, defendiendo el funcionamiento del sistema con sumisión, asumiendo, utilizando, participando y aplicando los distintos juegos, formas de proceder y procesos internos de la organización cuando el viento nos sopla solo a favor y cuando no, echarse al monte...

Estoy totalmente de acuerdo en que nadie debe conculcar los derechos y libertades de las personas, que una organización sindical tiene que ser ejemplo de buen hacer por lo que significa y a quien representa; que la ley, los estatutos, las normas y las reglas de juego están para cumplir.

Los cargos orgánicos son voluntarios, incluso los de secretario general, por lo tanto, entiendo que cuando uno asume dicha responsabilidad por la vía, normas y formas internas, siendo conocedor de la organización y su idiosincrasia, puesto que para acceder a los cargos tienes que llevar cierto tiempo afiliado y destacar como militante activo, sabe perfectamente que los cambios se hacen desde dentro, teniendo coherencia desde un principio, siendo fiel a las ideas, respetando y haciendo respetar las normas y estatutos.

Cada vez más los sindicatos son más necesarios a pesar de la pérdida de confianza que, según las encuestas, los está afectando; los afiliados y militantes son imprescindibles porque estos son el capital que los puede mantener vivos. En las luchas internas no gana nadie, pero pierde UGT.