"Me complace pensar en Fátima como escuela de fe, con la Virgen María como maestra; allí puso su cátedra para enseñar a los pequeños videntes, y después a las multitudes, las verdades eternas y el arte de orar, creer y amar." Estas palabras del Papa Emérito recogen la verdadera dimensión del mensaje de Fátima: experiencia de Dios. Una persona de fe siempre habla a través no solo de lo que escucha, sino a partir de lo que experimenta.

En 1917, Europa vivía uno de los momentos más oscuros de su historia, la Primera Guerra Mundial, al mismo tiempo que estallaba en Rusia la Revolución bolchevique. Pero, ese mismo año, la Madre de Dios, en Fátima llevaba a tres pastorcitos el mensaje de la paz, la esperanza y del amor para toda la humanidad.

Hoy, el mensaje de Fátima en esta sociedad relativista y laicista que ha desembocado en una situación sangrante económica y moralmente, es más actual que entonces; el hombre del siglo XXI ha de unirse a la experiencia de los pastorcitos, que pronto se dieron cuenta de que eran amados por Dios y de que el Amor es la mayor fuerza que mueve el mundo. El mensaje de Fátima pues, es el conocimiento del Amor Trinitario y la filiación divina. Hoy, más que nunca, es necesaria la conversión permanente, la vivencia de las virtudes teologales.

Los pastorcitos, al igual que la Virgen en la Anunciación, no tenían miedo, sabían con quién caminaban; en Fátima se vuelve a entonar el Magnificat.

En 2010, Benedicto XVI hablaba en Fátima de la primera visita de la Señora "venida del cielo" como Maestra que introduce a los pequeños videntes en el conocimiento del Amor Trinitario y los conduce a saborear al mismo Dios como el hecho más hermoso de la existencia humana. Las almas sencillas de los pastorcitos saben acoger al Señor, y con su vida entregada, lo entregan a los demás.

El ángel, precursor de la Virgen en las apariciones, preparó el alma de los pastorcitos para comprender mejor, vivir y difundir el mensaje de Fátima. La gracia propia de Fátima es la conversión del corazón. Los hombres con corazón frío, los cristianos a los que les falta fuego en el corazón, oyen proclamar en Fátima la gran victoria de Dios.

Fátima es la historia de tres pastorcitos: Francisco, con vocación contemplativa, procurando siempre consolar a Jesús; de Jacinta, la enamorada del Inmaculado Corazón, y de Lucía, la escogida por la Virgen para extender por todo el mundo el mensaje de Fátima. Como héroes de la santidad, serán siempre ejemplo por su fe, esperanza y amor. Con su experiencia y testimonio son testigos de que a Jesús siempre se va por María.