El Celta de Vigo va mal y puede bajar a Segunda. Para intentar evitarlo, la directiva decidió cambiar al entrenador. Eligieron a Abel Resino, quien aceptó el cargo: pero dijo que necesitaba trabajar con un asistente de su confianza. Eso es lo que habitualmente hacen todos los entrenadores, y cuando le respondieron que sí, Resino anunció que el segundo entrenador iba a ser Salva Ballesta. Se enteran los Celtarras, peña celtista que se declara nacionalista e independentista, y montaron en cólera.

Salva Ballesta es aragonés. Jugó en varios equipos de primera; ganó el pichichi el año 2000 y la liga con el Valencia el 2001, y fue internacional en varias ocasiones. Hijo de un oficial del ejército del aire, solía hacer el saludo militar cuando marcaba un gol, y aunque autodeclarado apolítico, siempre se ha manifestado a favor de la unidad de España y orgulloso de ser español. Por eso empezó a recibir críticas en diversos campos, y un día que le expulsaron en Pamplona, harto de los insultos que le dedicaba un grupo de independentistas dijo: "Viva España, hijos de p€". En otra ocasión le preguntaron en la radio por unas declaraciones de un jugador del Barcelona (Oleger Presas) que había manifestado su apoyo al sanguinario etarra De Juana Chaos, y Ballesta dijo que esa opinión le merecía menos respeto que una caca de perro. El Barcelona C. F. no dijo nada por las declaraciones de Presas, pero denunció a Ballesta ante el Comité de Competición alegando que su respuesta incitaba a la violencia. Aunque la denuncia no prosperó, el ambiente se caldeó, y a partir de ese momento diversos grupos de aficionados con tendencias antiespañolas se dedicaron a insultarle y a amenazarle en cuanto le veían. Una vez tuvo que jugar en Anoeta (San Sebastián) con una pancarta donde ponía "Salva, muérete". Hace 4 años, cuando todavía estaba en activo como delantero, Ballesta vino a jugar a Balaídos; y los Celtarras le dedicaron unos cánticos muy significativos: "Salva Ballesta, tiro na testa" (Salva Ballesta, tiro en la cabeza), y "ETA mátalo, ETA mátalo€".

Ballesta dijo una vez en una entrevista que los vascos y los catalanes son españoles aunque les joda, porque han nacido en España y en su DNI pone que son españoles. Quizá no sea una manera de hablar muy afortunada y respetuosa, pero nadie puede negar que es la pura verdad.

Como es bien sabido, a consecuencia de las presiones de los Celtarras, el Celta reculó y rechazó que Salva Ballesta viniera al equipo. Otra opción hubiera sido que la directiva organizara una reunión con los Celtarras y que, junto con el nuevo entrenador y los jugadores, les explicaran a ese grupo de socios (un pequeño porcentaje del total) que no es aceptable para el Celta perder la oportunidad de contar con el mejor equipo de entrenadores posible, porque es mucho lo que nos jugamos. Y se podría haber alcanzado un pacto de caballeros para aparcar las ideologías políticas, ya que lo que queremos la mayoría de los vigueses es que el Celta gane partidos y que no baje a Segunda; y consideramos que el bien del Celta está por encima de cualquier ideología o de aspiraciones políticas, respetables por otra parte en su respectivo ámbito (pero no en el deportivo) siempre que no contengan violencia.

Después de lo que ha ocurrido, si el Celta baja a Segunda la directiva y los Celtarras serán los responsables. Viene a cuento recordar lo que decía el patriarca galleguista Otero Pedrayo: "Mellor unha Galicia pobre falando galego que unha Galicia rica usando outra lingua". Pues eso: para ellos es mejor que el Celta baje a segunda que tener un segundo entrenador que es y se siente español y no lo disimula. La ideología nacionalista incontrolada nos conduce hacia esa pobreza. Entiendo y acepto que haya gente que comparta esas ideas y que crean en ellas como si fueran la verdad absoluta. Pero lo que no es tolerable es que esa minoría nos quiera imponer su cerrada y exclusivista visión. Y en este caso lo han conseguido, por la cobardía y la pusilanimidad de la directiva del Celta. Ha vencido la violencia y la ideología. Ha perdido el Celta y Vigo.