Del mejor sistema financiero del mundo, poseedor de un blindaje a prueba de misiles atómicos, hemos pasado al derrumbe del IBEX, el alza estratosférica de la prima de riesgo, la desconfianza de los mercados, las exigencias europeas de fiscalización ajena al Banco de España, a cargo de inspectores independientes como suprema humillación y un informe de la UE que nos sitúa al nivel de Chipre.

Y mientras esto ha venido ocurriendo, el señor Rajoy ha pedido auxilios al BCE, para que compre deuda española y hasta para que ayude al rescate de Bankia.

Pero estos lodos tienen unos antecedentes como las inyecciones secretas de fondos del FROB a entidades necesitadas sin revelar ni su identidad ni el montón de ayudas. Luego vino el señor Guindos diciendo que con 50.000 millones se arreglaba todo, después fueron 35.000 y más tarde ante el agujero de Bankia lo arreglaba con 4.500 millones, algo que pronto quedó superado por los 19.000 millones que reclaman ahora. Y que según el nuevo gestor del "invento", Goirigolzarri, no son un préstamo del Estado, sino una "aportación de capital y no hay que devolverla".

Pero en medio de alzas de impuestos, recortes, destrucción de derechos consolidados, "recetazos", "quitas" a sueldos funcionariales, reformas laborales salvajes, se siguen velando a la opinión de los maltratados y ofendidos las verdaderas causas y el verdadero caudal de nuestras múltiples deudas originadas por las entidades quebradas. Y el mismo gobernador dimitido del Banco de España se queja de que el Gobierno no le deje explicarse en sede parlamentaria. La verdad es que produce asombro y espanto comprobar cómo mientras se arruinaba nuestro patrimonio, y el Estado nos convierte a todos, sin pedirnos permiso, en accionistas de entidades quebradas y alimentadas con dinero público, los directivos que las llevaron a la ruina se van a casita con dividendos asombrosos capitalizados en ostentosos fondos de pensiones ¿Para qué sirvieron aquellas fusiones frías, participaciones preferentes, participaciones subordinadas, que el mismo MAFO, ahora dimitido, vendía como el bálsamo de Fierabrás que iba a reconducir hacia la prosperidad el colosal desfalco que nadie quiere admitir?

Y el Gobierno, que se vendió como gestor ecuánime del desastre, está completamente desorientado, superado y hasta anulado por la marcha de acontecimientos que ya no domina; dice y desdice, ofrece y afirma para negar lo ofrecido y volver a prometer lo que no está en su mano cumplir, porque ni es capaz de reformar el Estado ni de poner pie en pared ante las exigencias territoriales extemporáneas y perjudiciales, mientras exigen fondos públicos para pagar sus dispendios y exigen hispanobonos para que paguemos todos los españoles a escote sus derroches. Y con la justicia completamente bloqueada por intereses partidistas, poca esperanza existe de salir medio bien del foso en que estamos sumergidos. Triste y aterrador panorama.