Muchos son los juicios y ampollas que ha levantado Baltasar Garzón Real, más conocido como "El Juez", a uno y otro bando. Siempre escuchando en estéreo vítores y amenazas, ahora parece que debe haber echado sal encima de alguna herida mal cerrada de la mano derecha.

La campaña que estos meses se está viviendo contra Garzón parece una de aquellas cazas de brujas que realizaban en la Santa Inquisición, y es que ser abanderado de causas como: "Caravana de la muerte", "operación Cóndor", "operación Pretoria", "caso Gürtel", entre muchos otros, duele. Quizás porque de alguna forma les toca en las raíces de su manera de pensar e, incapaces de limpiar su casa, intentan romper la escoba en un vano esfuerzo de que todo quede como está.

Quizás el no poderlo llevar a su lado oscuro (militó en el PSOE, dando largas al PP) sea una espina que todavía escueza al ver el poder que ha alcanzado, y ahora continuamente podemos escuchar y ver en los telediarios y la prensa nuevas declaraciones de la derecha sobre lo anticonstitucional, lo antiespañol, lo anti… Sinceramente, para mí lo más "anti" es que estos señores sigan viviendo de nuestro dinero para malgastarlo, pero eso es otra historia que quizás Garzón también investigue… Dicho eso, tengo que afirmar también que lo que más gracia hace es que lo estén juzgando los juzgados (entiéndase, la derecha), pidiendo ya no solo su dimisión como juez del Juzgado Central de Instrucción n.º 5, sino su cabeza en bandeja de plata y el quemar sus casos y arrojar las cenizas al mar, donde nadie más podrá poner pega a sus "inmaculadas carreras" políticas.

Por suerte la población de este país, al menos un ochenta por ciento, aprecia las gestas de este hombre y albergo la esperanza de que si lo destituyen, como va a ser, por investigar y sacar a la luz la verdad el pueblo lo lleve a hombros de nuevo hasta su juzgado y lo deje en la silla que tiene que ocupar.