He podido leer en la prensa que la Diputación, que es quien va a decidir sobre la adjudicación de la perrera mancomunada de Meis, está barajando dos opciones: una empresa de laceros y una Protectora. Cualquiera de estas dos alternativas va a necesitar una importantísima cantidad de dinero público (se habla hasta de 140.000 euros!!!) que, no lo olvidemos, habrá que desembolsar cada año.

Si usted cree que va acabar con el abandono de animales mediante su exterminio sistemático, es que es un pésimo gestor. Y lo es también si piensa que va a poder albergar en un recinto limitado una ilimitada marea de mascotas desamparadas. ¿Qué va a pasar con esos animales cuando, al poco de inaugurarse, las instalaciones estén llenas? ¿De verdad pretenden hacer creer a la opinión pública que van a ocuparse indefinidamente de su manutención.....? ¿Y ese horno crematorio que estaba incluido en el proyecto...?

Es preciso y urgente romper el actual desequilibrio entre el número de perros y gatos que nacen y el de personas dispuestas a hacerse cargo de ellos de manera adecuada. Y para eso hace falta un hasta ahora inexistente control, tanto de propietarios como de natalidad. Lo primero se logra mediante la creación de registros obligatorios, rigurosos y gratuitos, requisito que ninguno de los municipios implicados cumple y que la Diputación nunca se ha molestado en exigir.

Con respecto a lo segundo, me consta que usted sabe que las campañas de esterilización, bien gestionadas, no tienen por qué resultar gravosas para las arcas públicas. Y, en cualquier caso, ¿por qué no se destina la mitad del dinero presupuestado a remunerar el trabajo de personal veterinario dedicado en exclusiva a realizar este tipo de operaciones a precio de coste en cada uno de los municipios participantes durante un par de meses al año? Se pondría así la esterilización, que es la clave para resolver este problema, al alcance de todos. ¿O quizás eso es algo que no interesa?

Hacer lo correcto está en su mano. Aunque, vista la negligencia de todas las Administraciones Públicas a la hora de enfocar acertadamente este asunto, hace tiempo que pienso que esto no es más que una "tella pingueira", otra inmensa tomadura da pelo para el contribuyente. Por no hablar del cinismo que supone perpetuar de forma consciente el abandono de esos pobres animales y el sufrimiento que eso conlleva.