Me pregunto después de la tromba del pasado miércoles para qué sirven las alertas rojas, naranjas o amarillas si el ayuntamiento, y en el caso particular la Policía Local, no se provee de equipos y despliega su personal por los puntos calientes, es decir los que siempre se convierten en ríos o donde saltan las tapas de las alcantarillas o donde pueden existir daños a viandantes.

Digo esto porque el otro día observé que en la calle Colón, a las cuatro de la tarde, ya estaban algunos medios de profesionales con sus equipos de bombeo dispuestos a atacar de forma inmediata lo que se preveía iba a ocurrir, y que de hecho ocurrió con una precisa exactitud, quizás motivado por los continuos mensajes de alerta que habían dado las agencias de meteorología. Es la diferencia de ser eficaces y de no serlo, de ser profesional y de lo contrario y saber distinguir una alerta que acudir cuando ya casi no es necesario y los coches se han encontrado con ríos que se les venía encima o se han quedado tirados.

Afortunadamente no han existido víctimas, pero no siempre "el cartero llama dos veces" y yo le pediría a los responsables que actúen en consecuencia, que cuando se den las alertas de forma más o menos precisas se desplieguen los medios de los que disponen y que podamos notar que estamos protegidos por gente que sabe, que sintamos que tienen el posible problema bajo control o por lo menos que desean controlarlo de forma rápida y eficaz, que eso es mejor que salir al día siguiente en la prensa con los operarios limpianzo alcantarillas u observando los destrozos.